La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel crónica, recurrente y no contagiosa relacionada con el sistema inmunológico y que afecta a un 1,6% de la población española. Uno de cada tres pacientes con psoriasis presenta rigidez e inflamación en las articulaciones (artritis psoriásica). Esta enfermedad puede tener importantes consecuencias psicológicas en los pacientes y provoca un alto impacto en su calidad de vida, que puede afectar a los ámbitos laboral, social y sexual. Las terapias biológicas han demostrado ser eficaces y seguras para su tratamiento, proporcionando una importante mejora en la calidad de vida de los pacientes.
“Con la introducción de las terapias biológicas, las perspectivas de respuesta terapéutica y de seguridad en el manejo de los pacientes con psoriasis moderada y grave han alcanzado altos estándares para la mayoría de pacientes. Sin embargo, y a pesar de la gran cantidad de información disponible sobre el tratamiento de la psoriasis moderada y grave, siguen existiendo situaciones concretas, a menudo frecuentes, en las que no son aplicables los criterios genéricos y en las que acaba primando la experiencia y la intuición de los especialistas para la toma de decisiones terapéuticas”, ha explicado el doctor Carrascosa.
Algunos de los escenarios que se han planteado en esta primera reunión del proyecto, están relacionados con la elección de terapias biológicas en un entorno de costes complicado; con la artritis psoriásica y la psoriasis activa tras un fallo de los medicamentos antiinflamatorios convencionales conocidos como FAME; con el “switching” -o cambio a un segundo tratamiento biológico- en pacientes con fallo primario o secundario; con el manejo de las terapias biológicas en pacientes ancianos (≥ 65 años); y con el uso de biológicos en situaciones especiales, como los casos de pacientes en gestación o con comorbilidades asociadas. FV
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