El primero consiste en evitar una exposición excesiva: buscar zonas de sombra y evitar las horas de máxima irradiación (horas centrales del día). El segundo tiene que ver con la ropa que utilizamos: sombreros o gorras, pañuelos, gafas de sol, camisetas, etc. El último consiste en utilizar productos que salvaguarden de la radiación ultravioleta: hay que aplicar una cantidad generosa y tener en cuenta que el objetivo no debe ser estar expuesto más tiempo.
Para obtener un resultado óptimo de la utilización de un fotoprotector, es necesario seguir cuatro normas básicas, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV): Aplicar el fotoprotector en casa, nunca en la playa o en la piscina; Hacerlo sobre la piel bien seca; Aplicarlo 30 minutos antes de exponerse al sol; No escatimarlo.
Respetadas las normas, también será necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
• Evitar las pulverizaciones de agua durante las exposiciones.
• Evitar los perfumes y las colonias alcohólicas que contienen esencias vegetales, porque son fotosensibilizantes.
• Elegir el fotoprotector más indicado atendiendo al fototipo.
• Utilizar el protector solar, aunque esté nublado.
• No exponerse al sol entre las 11 y las 15 horas.
• Protegerse la cabeza con un sombrero o gorra con visera; los ojos con gafas adecuadas; y los labios con protector labial.
• Estar en movimiento. No es nada aconsejable tumbarse al sol y mantenerse inmóvil durante horas.
• Beber agua o líquidos para evitar la deshidratación.
• Determinados medicamentos pueden provocar reacciones a la exposición solar.
En la oficina de farmacia, es importante que el farmacéutico recuerde al usuario que hay que empezar por un FPS alto, sobre todo la primera semana de exposición solar, e ir rebajándolo en los días posteriores. FV
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