El retraso de la maternidad ha triplicado la donación de ovocitos en los últimos cinco años. La decisión de tener un hijo más tarde es consecuencia de las dificultades económicas y del estrés provocado por la actual inestabilidad laboral, que, además, repercute en la capacidad reproductiva de las mujeres y los hombres.
La media de edad de las pacientes que se someten a un tratamiento de reproducción asistida se sitúa en más de 38 años. Se trata de una cifra superior a la recomendada, ya que presenta más dificultades por la disminución de la reserva ovárica y la pérdida de calidad de los óvulos.
A pesar del aumento, la donación suele ser la última alternativa a tener en cuenta por los pacientes, ya que supone una pérdida de la carga genética y con fuertes implicaciones emocionales. Sin embargo la Doctora Villafañez señala que hoy en día se utilizan técnicas mínimas invasivas y una estimulación ovárica muy controlada y segura.
Las jornadas han puesto de relieve la importancia de planificar la maternidad a largo plazo con el fin de preservar la fertilidad con gametos propios. Para ello, es fundamental conocer el estado de los óvulos a través del análisis de la reserva ovárica. Hoy se puede acceder a esta información a través de dos sencillas pruebas: el recuento de folículos antrales (RFA) y de la hormona antimülliana (AMH), dos marcadores complementarios que ofrecen datos precisos sobre las expectativas de reproducción. Estos evalúan la capacidad funcional de los ovarios, así como el número y la calidad de los ovocitos. FV
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