El dolor es un concepto que presenta connotaciones subjetivas para cada persona y es resultado de la interacción de múltiples factores. Entre ellos hay algunos psicológicos y otros físicos que modifican la percepción sensorial del dolor, unas veces amplificándola y otras veces disminuyéndola como: el estado de ánimo, ansiedad, angustia, fatiga, temor, relaciones personales, sexo, edad, nivel cognitivo, ambiente… Por lo tanto, el dolor tiene un gran componente subjetivo y emocional. En la práctica, son muchas las clasificaciones existentes sobre los diferentes tipos de dolor, según el tiempo de evolución, la fisiología, la localización, según la expectativa de vida, etc. Las más importantes:
• Según el tiempo de evolución: Se dividen en:
Dolor agudo: Éste dura poco tiempo, generalmente menos de dos semanas. Es consecuencia de una enfermedad, inflamación o lesión tisular. Más o menos intenso, se mantiene mientras dura la lesión y desaparece con la resolución de la misma. Presenta buena respuesta al tratamiento.
Dolor crónico: Es el que dura más de tres meses. Puede ser consecuencia de una enfermedad de larga duración. Su intensidad es variable, es de difícil diagnóstico y no responde bien a los tratamientos habituales. Presenta mayor afectación emocional.
• Según la fisiología del dolor: El dolor nociceptivo es el producido por estimulación de los receptores del dolor llamados nociceptores. Es el dolor clásico, sensorial, como consecuencia de estímulos que proceden de una lesión somática o visceral. Por lo tanto tiene una causa y se manifiesta mientras persiste el estímulo que lo origina. Responde bien a los tratamientos analgésicos.
El dolor neuropático es el producido por una lesión directa sobre el sistema nervioso central (SNC) o periférico. Como consecuencia, éste sistema se ve afectado, de forma que no existe relación causal entre la lesión y el dolor, es decir, éste aparece ante estímulos mínimos o incluso sin ellos. Suele ser un dolor continuo, menos agudo pero mucho más duradero. Puede llegar a ser muy molesto y no responde bien a los tratamientos habituales.
TRATAMIENTO
Puede dirigirse tanto a la curación como al control de las causas que lo provocan. Puede ser mediado por fármacos que actúen sobre la transmisión, o en los centros cerebrales, así como utilizar apoyo psicológico, o una combinación de todo ello.
Desde hace años, para tratar el dolor se sigue un protocolo dictado por la Organización Mundial de la Salud, que consiste en una escala analgésica con cuatro escalones. Se inicia con la utilización de analgésicos de baja potencia y finaliza con la administración de opiáceos potentes. El escalón en el cual se debe comenzar viene determinado por la intensidad del dolor.
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