La receta electrónica, junto con la tarjeta sanitaria, es una de las herramientas tecnológicas que más y mejor podrían beneficiar el trabajo de los profesionales sanitarios, ya que puede ahorrar tiempo en consulta, acabar con duplicidades de pruebas y tratamientos y evitar visitas a los servicios de atención primaria para recoger prescripciones. Sin embargo, el estudio realizado por SEFAC demuestra que, en la práctica, su diseño actual desaprovecha la capacidad de los farmacéuticos comunitarios al no permitir el ejercicio de una atención farmacéutica completa que mejore la calidad asistencial recibida por los pacientes.
El estudio 'Atención Farmacéutica y receta electrónica: nuevos cambios profesionales', llevado a cabo por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), con la colaboración de Laboratorios Esteve, se presentó en Santiago de Compostela, en un acto presidido por la subdirectora Xeral de Farmacia del Servizo Galego de Saúde, Carolina González-Criado. Contó con la participación de la presidenta de SEFAC, María Jesús Rodríguez; la presidenta de SEFAC Galicia, Ana Rodríguez, y los autores del estudio, los farmacéuticos comunitarios Luis Brizuela, Carlos Antonio Casal y María Jesús Losada. El objetivo del estudio ha sido analizar cómo afecta esta herramienta al trabajo de los farmacéuticos y qué resultados está teniendo hasta la fecha.
Diferencias entre comunidades autónomas
El estudio impulsado por SEFAC también ha revisado la situación de la receta electrónica en el resto de España. La conclusión principal es que la implantación de la receta electrónica se está llevando a cabo a distintas velocidades y con tecnologías diferentes que no siempre son compatibles. Un dato especialmente trascendente si se tiene en cuenta que una de las principales potencialidades de la receta electrónica es permitir que los pacientes puedan acceder a sus recetas, aunque se muevan por distintos territorios. FV
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