Las vacaciones es una de las épocas de mayor riesgo para la salud bucal, ya que es muy propicia para el abandono temporal de los hábitos de higiene diaria por la alteración de los horarios, el olvido del cepillo o la imposibilidad de lavarse los dientes si se pasa el día fuera de casa. Si a esto se añade el abuso de bebidas azucaradas y helados, el aumento de tóxicos como café, tabaco y alcohol y una alimentación desequilibrada, se favorece la proliferación de microorganismos en la boca. Además, el incremento de las temperaturas puede provocar cuadros de deshidratación que hacen disminuir la capacidad de salivación, por lo que la saliva no puede arrastrar los residuos de comida que quedan en la boca y pierde parte de su capacidad como desinfectante local, dando lugar a procesos de gingivitis y periodontitis, aftas y xerosis con sobreinfección por hongos.
La práctica de deportes y los accidentes de tráfico son las principales causas de los traumatismos dentales en verano. En el caso de los deportes de contacto y otras actividades al aire libre, como montar en bicicleta, el 80% de los traumatismos se producen en la parte superior de la boca, principalmente en los incisivos centrales y laterales y son más frecuentes en niños. Mientras, en los accidentes de tráfico, los motoristas son el colectivo con mayor riesgo. En la mayoría de los casos, se trata de fracturas dentoalveolares y de luxaciones, en las que se ven afectadas las estructuras de soporte del diente, lo que provoca su movilidad o desplazamiento. VPC
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