Según Ramón Cisterna, director del curso y coordinador del GEsVA, “en un futuro cercano, las vacunas que curen serán una realidad”. Benito Regueiro, catedrático de Microbiología y jefe de servicio de Microbiología del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, ha adelantado que “se están investigando vacunas para enfermedades como la artritis reumatoide, el Alzheimer e, incluso, la hipertensión arterial; por ejemplo, en el caso de la miocarditis autoinmune se ha observado que el tratamiento con una vacuna especial mejora la severidad de la enfermedad”. Añade que la investigación está buscando “soluciones tanto para nuevas dianas, así como para hacer frente a antiguos problemas aún sin respuesta como la tuberculosis o las epidemias de gripe”.
El desarrollo de estas investigaciones se basa en un mayor conocimiento científico del sistema de defensa del organismo, así como del funcionamiento de la memoria de defensa, junto al desarrollo de las tecnologías genómicas y proteómicas. Ya es posible educar tecnológicamente las células dendríticas responsables del reconocimiento. Las vacunas, tradicionalmente, buscan preparar el organismo para que responda con eficacia cuando se presenta una enfermedad, pero ahora, debido a que se entienden mejor las células que participan en ello y se disponen de métodos tecnológicos, se pueden educar tecnológicamente esas células para que den una respuesta más eficaz. Para ello, se extraen células del individuo, se entrenan para que respondan y se vuelven a insertar en el organismo para que se consiga inmunizar contra no solo un virus sino también contra otras muchas enfermedades. FV
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