“Está demostrado que un mejor conocimiento de la enfermedad asegura un mayor cumplimiento de las medidas terapéuticas, ya que el paciente entiende la razón que hay detrás de las mismas y, por tanto, afronta de manera más positiva la situación”, ha remarcado Carlos Goicoechea, Catedrático de Farmacología de la URJC y co-director del curso.
En este sentido, el Catedrático ha afirmado que la principal diferencia entre un paciente activo y un paciente experto es que, “mientras el primero se hace responsable de su propia enfermedad, el segundo puede, además, ayudar a otros a conocer su patología y a enfrentarla, actuando como referentes, por ejemplo, en asociaciones de pacientes o centros de atención primaria”.
La empatía con el paciente, fundamental para su evolución
Comprender qué sienten y cuáles son las necesidades del paciente supone “un importante grado de dificultad” para quienes les rodean. Familia y cuidadores se vuelcan a diario en esta ardua tarea. Por ello, Goicoechea ha destacado que la convivencia con la enfermedad se extiende a su entorno, y que “este necesita conocerla de igual manera que el paciente, al igual que su tratamiento y efectos- tanto terapéuticos como secundarios- lo que es fundamental para poder ofrecerles ayuda de calidad”.
Expertos en aspectos básicos y clínicos del dolor crónico serán los encargados de adaptar la temática a los conocimientos previos del grupo y así alcanzar un nivel común entre todos los alumnos. Una máxima que persigue, fundamentalmente, que los pacientes “entiendan que ellos son corresponsables del tratamiento de su enfermedad y deben colaborar con el médico y el resto de profesionales de la salud. Han de saber que lo pueden conseguir con una mayor formación por su parte”.
Carlos Goicoechea ha remarcado, además, que “no existen dos dolores iguales” y por ello también “deben tenerse en cuenta los aspectos psicológicos”. Además, ha insistido en que “no existe un marcador del dolor” y es este el motivo por el que “se debe llevar a cabo un abordaje multidisciplinar en el que la participación del paciente es fundamental”.