CUÁNDO SE EMPLEA
La aromaterapia puede aplicarse como un coadyuvante de la medicina convencional o incluso como única opción terapéutica. En cualquiera de los casos, es imprescindible que sea un profesional sanitario quien aconseje su empleo. Los aceites esenciales no deben sustituir los medicamentos prescritos por un médico.
ACEITES ESENCIALES, UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN
Los aceites esenciales es la esencia volátil que se extrae de las plantas aromáticas por medio de la destilación por arrastre de vapor, según recoge la Farmacopea Europea. Se trata de extractos olorosos muy concentrados, motivo por el cual sus propiedades farmacológicas son, en muchos casos, sorprendentes.
Cada aceite esencial contiene, de forma natural, cientos de moléculas activas, siendo todas ellas liposolubles y de bajo peso molecular. Por estos motivos, se absorben rápidamente a través de la piel, alcanzando incluso el torrente sanguíneo.
IMPRESCINDIBLE: ACEITES ESENCIALES QUIMIOTIPADOS (AEQT)
A la hora de emplear aceites esenciales para tratar patologías, es indispensable que su calidad sea intachable. Sólo de esta manera se puede garantizar la eficacia terapéutica y una seguridad de empleo. Sólo los aceites esenciales quimiotipados, aquellos cuya composición bioquímica se ha analizado por cromatografía gaseosa acoplada a espectrometría de masas, son aptos para el consejo farmacéutico.
CAMPOS DE APLICACIÓN
• Procesos infecciosos bacterianos, víricos, fúnguicos o incluso parasitarios.
• Gestión del dolor y de la inflamación.
• Pediatría
• Trastornos del sistema nervioso: estrés, ansiedad, insomnio, depresión.
• Afecciones cutáneas: acné, dermatitis rosácea.
• Trastornos del retorno venoso.
• Repelentes de insectos
VÍAS DE ADMINISTRACIÓN
Un aceite esencial puede utilizarse en diferentes vías de administración.
Entre todas ellas destaca la vía tópica, ya que la absorción transcutánea es rápida y completa. De este modo, se consigue un efecto prácticamente inmediato sobre inflamación articular, piernas cansadas o picores, por ejemplo. Los aceites esenciales deben, por norma general, diluirse en un vehículo que permita extenderlos por la piel sin irritarla. Los más comunes son los aceites vegetales vírgenes.
La vía oral se reserva a la gestión de trastornos digestivos y al tratamiento de procesos infecciosos. Se suelen emplear excipientes como la miel, el azúcar o el pan para enmascarar el sabor de los aceites esenciales. Esta vía está desaconsejada durante el embarazo, la lactancia y en menores de 6 años.
La vía olfativa se basa en la acción de ciertas moléculas aromáticas sobre el sentido del olfato, que a su vez puede desencadenar la liberación de ciertos neurotransmisores (serotonina, dopamina) en el sistema límbico. En este caso, se practican repetidas inhalaciones directas del aceite esencial de manera profunda, prácticamente a demanda del paciente que desee tratar estados de ansiedad o estrés.
Por último, y no menos importante, la difusión atmosférica permite aportar un ambiente de relajación o de concentración, en función del aceite esencial que se escoja. Para ello, se emplean difusores de aceites esenciales, que deben funcionar siempre en frío para mantener intactas las propiedades de los aceites esenciales.
CONCLUSIÓN
La aromaterapia, rama de la toterapia que estudia los aceites esenciales, constituye una opción terapéutica potente, útil tanto como complemento de la medicina convencional como en tanto que tratamiento único de un amplio abanico de patologías. Debe recurrirse siempre a aceites esenciales quimiotipados (AEQT) recomendados por un profesional sanitario especializado. Así pues, la formación es clave para introducir esta nueva terapia.
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