España y Reino Unido son, entre otros, países de referencia en Europa en tasas de prevención infantil, alcanzando en 2015 coberturas en primovacunación superiores al 96% en nuestro país. La vacunación de refuerzo en niños (entre 1 y 2 años) también cuenta con una cobertura del 96%. Por el contrario, en mayores de 65 años encontramos coberturas de vacunación antigripal del 56%, resultado alejado del objetivo del 75% de cobertura vacunal marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2010 para este grupo de edad.
“La existencia de un 5% de niños no vacunados se circunscribe a colectivos en riesgo de exclusión social y a los padres que deciden no vacunar a sus hijos. Mientras que el descenso de la cobertura de vacunación en el adolescente se debe a la paulatina pérdida del contacto con el sistema sanitario según va ganando en autonomía”, asegura el Dr. Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
"En términos generales, los adultos no realizan un seguimiento periódico de su estado vacunal, y relacionan la prevención con circunstancias puntuales como puede ser realizar un viaje o padecer una enfermedad crónica”, añade el Dr. Fernando Moraga-Llop, pediatra y vicepresidente 1º de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Ambos expertos destacan que “existen vacunas específicas para el adulto sano como son las dosis de recuerdo, las vacunas calendarizadas en la edad adulta, así como vacunas para determinados grupos de riesgo”. Sin embargo, en la actualidad, y teniendo en cuenta el rápido envejecimiento de la población, las comunidades autónomas están empezando a trabajar en el desarrollo de calendarios de vacunación más completos para el adulto.
En este sentido, y según el Dr. Amós García Rojas, “las estrategias vacunales de los próximos años pasan por mejorar la concienciación sobre la vacunación en el adulto, y mejorar las coberturas vacunales”.