La resistencia a los antibióticos es la capacidad de un germen para resistir los efectos de un fármaco aunque inicialmente fuera sensible a su acción. Este fenómeno está relacionado con el uso de los antibióticos: a mayor utilización, mayores tasas de resistencia. Para que sigan siendo eficaces, es imprescindible restringir su consumo y utilizarlos sólo cuando sean beneficiosos y necesarios para el paciente.
“En infecciones bacterianas, indicando el antibiótico que actúe selectivamente sobre el microorganismo responsable de la infección, aplicando la dosis precisa y durante el tiempo recomendado, pero no más, para poder así controlar la infección”, explican desde el Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Desde hace unos años, instituciones sanitarias internacionales como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) y la OMS dedican una semana para concienciar a los profesionales y a la población general sobre los efectos que ocasiona el abuso de antibióticos y promover un uso prudente de los mismos. El consumo de antibióticos en España sigue una tendencia ascendente en los últimos años y las tasas de resistencia a antibióticos en nuestro país son altas.
Conscientes de la importancia de este tema, desde la AEPap a través de su Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa, han elaborado un documento de “10 preguntas clave para mejorar la prescripción de antibióticos”. También para aumentar la información de pacientes y familias aporta documentos de divulgación, como el Decálogo del buen uso de antibióticos que recuerda que los antibióticos pueden ser grandes aliados, si son bien utilizados.
Decálogo del buen uso de antibióticos
1. Los antibióticos han salvado millones de vidas. Es imprescindible usarlos adecuadamente para que sigan siendo útiles.
2. Sólo son efectivos para las infecciones causadas por bacterias. La mayoría de las infecciones infantiles están causadas por virus y por eso no se curan ni alivian con antibióticos.
3. La fiebre no se trata con antibióticos. Su presencia no significa que sean necesarios.
4. La ley prohíbe vender antibióticos sin receta. Sólo el médico los puede prescribir. No se deben tomar sin su supervisión.
5. No se deben usar los antibióticos que hayan sobrado de otros tratamientos. Estos se deben llevar al punto SIGRE (puntos de recogida en las farmacias) para su reciclaje.
6. Los antibióticos se deben tomar en las dosis, pautas y durante el tiempo que haya recomendado el médico.
7. No se deben suspender los antibióticos aunque desaparezcan los síntomas de la enfermedad salvo por indicación médica.
8. Los antibióticos son medicamentos seguros pero en algunos casos pueden tener efectos secundarios o producir alergias. En estos casos se debe consultar con el médico.
9. Los antibióticos mal usados dejan de ser efectivos porque las bacterias se hacen resistentes a sus efectos. Esto supone un problema sanitario grave.
10. Los antibióticos han de utilizarse con ciertas precauciones durante el embarazo y la lactancia. Estas circunstancias deben ser comunicadas a su médico.