Según explica el profesor Antonio Jurado, presidente del Comité Científico de los Congreso de la AEP, “además de la necesidad de impulsar la formación de los profesionales y la investigación en la disciplina, el principal desafío al que se enfrenta la Pediatría en España es el de cumplir el derecho que tienen todos los niños a ser asistidos por especialistas en Pediatría”. Y es que, tal y como advierten los expertos “el actual modelo pediátrico está en peligro de supervivencia no sólo por el déficit de pediatras que hay, sino porque las decisiones estructurales de no convocar plazas de pediatría o de no reconocer dentro de los planes formativos de los profesionales médicos las especialidades pediátricas conllevan que cada vez sea más frecuente que los niños sean atendidos por profesionales sanitarios sin formación específica”. Por su parte, el profesor Serafín Málaga, presidente de la AEP, califica esta situación como una “involución en la atención sanitaria infantil y juvenil, que está llevando a que se vulneren derechos fundamentales de los niños”.
A fecha de hoy, de las 23 especialidades pediátricas existentes en nuestro país, como Nefrología Pediátrica, Endocrinología Pediátrica o Cardiología Pediátrica entre otras, solo se ha reconocido la especialidad de Neonatología como un Área de Capacitación Específica (ACE). “La Pediatría es una disciplina que abarca la patología del paciente desde el nacimiento hasta que completa su desarrollo físico.
Las especialidades pediátricas posibilitan especialistas con formación pediátrica adecuada e imprescindibles, y que hay que arbitrar los medios necesarios para que todo niño y joven hasta los 18 años de edad sea atendido por un especialista pediátrico sea cual sea su patología”, insiste el doctor Antonio Nieto, vicepresidente de la AEP. Y es que el niño, lejos de ser adulto pequeño, es un ser en crecimiento y maduración física, psíquica y sexual, con un metabolismo distinto y peculiaridades en la información que reporta el paciente, la exploración clínica, el diagnóstico diferencial, el diagnóstico funcional y el tratamiento, que hacen necesaria una preparación científica adecuada.