Durante el periodo vacacional, uno de los aspectos más perjudicados para nuestro negocio puede ser el que se refiere a la parte online. Si bien es cierto que durante estas fechas la población sigue consumiendo contenidos de forma activa, especialmente en lo que respecta a salud y belleza, y por lo tanto, tenemos la necesidad de seguir produciendo nuevo material para mantener el interés de nuestros clientes y a su vez captar y fidelizar nuevos clientes potenciales, también es cierto que durante este periodo cada usuario va a dedicar menos tiempo a consultar nuestro contenido. Teniendo en cuenta que la competencia por llamar su atención no va a disminuir, es importante buscar apoyos que puedan reforzar nuestra presencia en su día a día y además, darle más fuerza a nuestro mensaje.
En esta tesitura, aparece una figura de gran renombre que se ha labrado una posición privilegiada para las marcas a lo largo de nuestra historia reciente, los influencers.
Los influencers son personas afines a una determinada temática, como puede ser salud, cosmética, belleza o moda, entre otras, cuya principal ventaja competitiva es que tienen desde cientos de miles hasta millones de seguidores que siguen de forma ávida y asidua todo lo que ellos publican. La fórmula exacta de su éxito es algo que a día de hoy todavía muchos intentan descubrir. Para algunos, es una mezcla de suerte, trabajo duro y saber aprovechar la oportunidad cuando aparece, pero a efectos prácticos, son un nexo de unión a un mundo de posibilidades que no podemos dejar pasar de lado. Porque a fin de cuentas ¿para qué sirve internet si no es para conectar?
Precisamente por ese motivo, durante los meses de verano emplear los servicios de un influencer es una buena forma de testear su efectividad de cara a nuestro público y así, valorar diferentes acciones que podremos llevar a cabo durante el resto del año, obteniendo así un refuerzo clave para sacar el máximo partido a las campañas más fuertes.
Ahora bien, ¿cómo podemos trabajar con un influencer?
Mientras que durante sus inicios, los influencer no eran más que personas corrientes que exponían el día a día de sus vidas en internet para aquel a quién le pudiera interesar, una forma amena de pasar el tiempo o de llamar la atención de la sociedad, en la actualidad el impacto de sus acciones y la atención que les están prestando muchas marcas gracias a su ingente número de seguidores les ha convertido en auténticas máquinas de hacer negocios, ganando en algunos casos cifras multimillonarias de beneficios, y ellos lo saben. Afortunadamente para nuestros bolsillos, no todos cuentan con un caché tan alto y existen un gran número de ellos con intereses asequibles para nuestra empresa y una buena base de seguidores con la que poder trabajar. En cualquiera de los casos, lo primero de todo es tener en cuenta que cualquier relación que se lleve a cabo con ellos ha de ser entendida, pactada e interpretada como una relación comercial desde el principio y hasta el final para evitar dar lugar a equívocos o malentendidos posteriores.
Factores que hay que tener en cuenta a la hora de trabajar con influencers
Lo primero de todo, es definir su labor. ¿Para qué queremos un influencer?
Una de las principales características que define a los consumidores de hoy en día es que son consumidores activos, es decir, que antes de adquirir cualquier producto buscan todo tipo de información acerca del mismo para determinar si esa compra esa la decisión más acertada, en lugar de aceptar en primera instancia la que le proporciona la propia marca. Sin embargo, a pesar de ese rastreo intensivo de internet para hacer una valoración adecuada, numerosos estudios afirman que el factor determinante para tomar una decisión de compra recae sobre las recomendaciones que nos proporcionan personas cercanas a nosotros. El motivo es sencillo y está basado en un principio básico, pensamos que personas en las que hemos depositado nuestra confianza como familiares, amigos, o incluso los influencers a los que seguimos, no van a engañarnos. En este sentido, además, se da por supuesto que un influencer no sólo es experto en su temática, sino que además crea la tendencia de la misma, por lo que conseguir buenas referencias a través de él nos dará visibilidad y ayudará a eliminar los frenos de compra de los consumidores, potenciando de esta manera nuestras ventas. Sobre todo si tenemos una tienda online y una marca propia que pretendemos explotar.
No obstante y como en todo en esta vida, no todo vale. Existen infinidad de influencers, cada uno con una temática diferente y con ello, con un público diferente, específico y adaptado a sus contenidos. Por ese motivo, para garantizar que nuestras campañas den un buen resultado, es importante hacer un trabajo de previo de búsqueda y seguimiento, seleccionando aquellos influencers que puedan resultar más afines a nuestros productos y cuyo comportamiento sea compatible con nuestra imagen de marca. A fin de cuentas, ellos van a ser los representantes de nuestra empresa durante esa campaña, por lo que debemos estar seguros de que van a transmitir el mensaje que queremos hacer llegar a nuestra audiencia, de la forma en la que queremos que llegue a nuestra audiencia. Errores en este punto pueden suponer una crisis de imagen para nuestra marca, tal y como ha podido comprobar en sus propias carnes la internacional Nestlé debido a las declaraciones del influencer que habían contratado, por lo que es imprescindible hacer un especial hincapié en este punto, aún más si cabe que si lo estuviéramos contratando para nuestra propia farmacia.
Eso sí, una vez realizado el proceso de selección y cuando se hayan formalizado de forma clara y concisa los términos de la colaboración, ya sean por remuneración económica, mediante regalos o a través de otro tipo de fórmulas, es importante dejarle trabajar. Si bien es cierto que como en cualquier campaña publicitaria, tenemos que realizar una planificación adecuada en ciertos aspectos como objetivos, plazos o mensaje, una vez definidos debemos dejar que sea el influencer quien decida como trasladarlos hasta su audiencia. De hecho, suele ser un error bastante común entre las empresas el intentar imponer al influencer determinadas condiciones en este aspecto, pero ¿quién conoce mejor a su audiencia? Si le siguen cientos de miles de personas, es porque les gusta cómo lo hace. Si le obligamos a cambiarlo, debemos tener en cuenta que es posible que a su público no le interese nuestro mensaje y con ello, simplemente habremos tirado el tiempo y el dinero. Eso sí, una vez iniciada la campaña, es importante hacer un buen seguimiento de la misma y de forma periódica, mantener reuniones con nuestro influencer para detectar los puntos débiles de la campaña y trabajar de forma conjunta para mejorarlos.
De esta manera y aprovechando el bajón del verano, emplear un influencer que hable de nuestra marca o de nuestros productos es un importante recurso que nos ayudará a potenciar nuestro trabajo y a darle una mayor visibilidad, de manera que podamos llegar de una forma más eficiente a un mayor número de personas.
