Sin embargo, y bajo el riesgo de parecer contradictorio, en el ámbito de los negocios son cada día más las empresas que apuestan por hacer marketing de contenidos para atraer a sus clientes y que, además, lo consiguen. El motivo es muy evidente, somos devoradores compulsivos de contenidos.
¿Qué es esto de los contenidos?
En realidad, a pesar de que está muy de moda hablar de marketing de contenidos, estos “contenidos” vienen de lejos, concretamente, desde el origen del hombre. Y es que estos contenidos, en esencia no son más que “algo” que es capaz de llamar nuestra atención durante un periodo de tiempo determinado, así que desde que el hombre es hombre ya ha consumido contenidos.
Con toda seguridad, alguna vez habréis escuchado eso de que “el ser humano es curioso por naturaleza”, y en realidad es así. La curiosidad es una base biológica de la supervivencia, además del motivo por el que triunfa este tipo de marketing. El hecho de que seamos animales curiosos, dentro de un cierto rango, posibilita que podamos descubrir nuevos alimentos, herramientas, o nuevas regiones más prósperas donde poder establecer una comunidad, entre otras muchas cosas. No obstante, y al igual que ocurre con otros aspectos de nuestra biología relacionados con el fenómeno de la supervivencia, la evolución del ser humano hasta la sociedad actual en la que vivimos, más cómoda y estable, hace que su función sea menos vital para nosotros, por lo que sentimos la necesidad de reubicarla hacia otros aspectos cotidianos. Prueba de ello es el desarrollo de contenido que ha acompañado a la evolución social del ser humano. Si no me creéis, ahí tenéis las cuevas de Altamira, llenas de contenido para el disfrute de generaciones posteriores.
Esta necesidad del hombre por consumir contenidos de diferente índole aporta innumerables beneficios para las empresas, ya que nos permite captar la atención de nuestros consumidores para engancharlos a nuestra marca y que posteriormente compren nuestros productos o servicios. Este hecho, en una sociedad en la que numerosos estudios afirman que la capacidad de atención del ser humano está siendo mermada por el uso masivo de la tecnología, es sin duda alguna una mina que todo el mundo debería explotar. No obstante, la creación masiva de contenidos unida a esa pérdida progresiva de atención, hace que esta tarea sea cada vez más difícil de conseguir.
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