En el mundo cada vez más complejo y competitivo en el que vivimos se hace patente la necesidad de dar un giro radical a nuestra perspectiva sobre cómo se deben hacer negocios. La conexión global y la saturación de los mercados han propiciado ya un cambio de mentalidad en la sociedad hacia nuevos modelos que les permiten aprovechar y disfrutar más de sus recursos, suponiendo a la par un buen ahorro para sus bolsillos. Este fenómeno ha sido bautizado como “economía colaborativa” y su avance es de tal magnitud, que algunos expertos lo tildan como una “nueva era para la economía”. No en vano, el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) calculó en 2014 que el potencial de esta economía emergente es de 82.000 millones de euros1. Casi nada.
Este hecho, que ya no es extraño para muchos, está basado en compartir aquello que tenemos y que no utilizamos a cambio de algo que necesitamos, ya sea una taladradora a cambio de una escalera, o del asiento de un vehículo a cambio de compartir los gastos del viaje, caso que a muchos les sonará por el revuelo que supuso en España el uso de una determinada aplicación para tal fin durante el año pasado y que ocasionó la indignación en un determinado colectivo de transporte público.
Si bien nos encontramos ante la tesitura de un mundo cada vez más abierto y con mayores posibilidades de negocio, esto no significa que todo valga para todo, ni mucho menos; cada colectivo y sector deben aprovechar los recursos y opciones que tienen disponibles y que se ajustan mejor a sus características.
En el caso del sector farmacéutico existen, al menos a día de hoy, impedimentos lógicos que dificultan el desarrollo de esta economía, ya que es difícil de imaginar compartir una caja de paracetamol o una crema de manos, aunque en un futuro, desde luego, no podemos tachar nada como imposible.
No obstante, existe un recurso muy extendido entre las oficinas de farmacia que sí puede trabajar de forma proactiva la economía colaborativa, el farmacéutico.
Construir y fomentar las relaciones de valor con otros profesionales del sector es un recurso cada vez más indispensable para crear mejores proyectos y con resultados más exitosos. El famoso networking, del que todos hemos oído hablar, se ha hecho, por tanto, un hueco imprescindible en las agendas de todos los profesionales, sin importar cuál sea su dedicación. Sin embargo, parece que aunque todo el mundo quiere sumarse al barco del networking, en realidad muy pocos saben cómo hacerlo.
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