Desde la entrada de España en la Comunidad Europea, nuestra economía se ha visto envuelta en un proceso de crecimiento más o menos sostenido, que se ha materializado en la modernización de gran parte de las estructuras del país. Aunque no fue precisamente el sector farmacéutico, ni específicamente el de oficina de farmacia, el que se vio más beneficiado.
Históricamente la farmacia ha desarrollado un modelo de gestión conservador, sin altibajos, muy propio de las características asociadas a su servicio: pensando en el cliente a través de una función social, sin arriesgar, con prudencia, con una mínima perspectiva económica, pensando en largo plazo… y de la misma manera cada farmacéutico ha realizado la gestión de su oficina.
Pero los enormes cambios derivados de la terrible crisis que estamos viviendo han traído consecuencias desastrosas para la economía y, por lo tanto, para la sociedad. Algunos de ellos han sido de carácter político sanitario y han influido directamente en la farmacia española.
Si analizamos la evolución del patrimonio farmacéutico a lo largo de los años, vemos que ha sido relativamente estable, igual que la profesión. Sin embargo, si revisamos únicamente los últimos 10 años, desde 2004, comprobamos que los sucesos han sido de tal envergadura que la farmacia no ha podido quedar al margen de ellos.
El valor de la farmacia
Para comprender mejor lo sucedido, me gustaría explicar de manera muy resumida que el valor de una farmacia depende fundamentalmente de tres elementos:
- La rentabilidad actual de la farmacia y sus características endógenas (local, personal, distribución de las ventas, etc.).
- La demanda actual de ese tipo de farmacia.
- El potencial futuro de esa farmacia, desde la perspectiva del inversor (factores subjetivos del inversor y factores objetivos del mercado) y el entorno (fiscalidad, tipos de interés, regulación, alternativas de inverstión, etc.).
Demanda actual
La realidad es que gran parte de todos estos factores vuelven a influir en el punto 2, la demanda actual de farmacia.
En Farmaconsulting hacemos un seguimiento puntual de todos estos indicadores para ayudar a cada farmacéutico a tomar la decisión correcta, tanto para comprar como para vender una farmacia. El resultado de este análisis, a nivel nacional, en cuanto a la demanda de farmacia, lo podemos ver en el gráfico que se adjunta y que refleja con precisión lo que ha sucedido durante estos 10 años.
En el inicio del período analizado había un estable crecimiento, de dos dígitos, en el sector. Se reducen levemente los márgenes y hay interesantes cambios en la tributación de las ganancias patrimoniales (I. plusvalías). Se refuerzan las LOF de algunas comunidades autónomas. Desde Farmaconsulting decidimos ayudar al sector facilitando la transmisión de su patrimonio a nivel nacional, orientándoles en el proceso con alta calidad y, a su vez, creamos el “Informe de la demanda de farmacia en España”.
Todo esto provoca un elevadísimo interés por el sector, alcanzando sus cotas máximas a finales del 2005 e inicio del 2006.
Posteriormente llega el Dictamen Motivado, un proceso en el que se discute fundamentalmente sobre quién puede ser el propietario de una farmacia. Este factor inquieta a algunos farmacéuticos, preocupados en dar un buen servicio pero temerosos de hacerlo bajo un entorno de competencia agresiva, con grandes cadenas multinacionales, lo que origina que la demanda disminuya.
Cuando comprueban que el Gobierno valora como muy importante la función del farmacéutico como propietario de la farmacia, más allá de la lógica como profesional sanitario, llega una crisis de tal gravedad, que daña incluso el entramado empresarial provocando un paro de enormes dimensiones. En contra de la opinión de muchos, el sector farmacéutico hizo gala de su prudente y sólida gestión profesional, convirtiéndose en un polo de atracción para muchos farmacéuticos durante los años 2008, 2009 y parte del 2010.
Las fuertes, e incluso agresivas, medidas que aplicó el Gobierno para reducir el gasto sanitario afectaron tanto a la facturación como al margen de la farmacia, lo que influyó negativamente en su demanda, durante los años 2010 y 2012, reforzado sin duda por el ambiente catastrofista que vivimos en los medios de comunicación.
Durante los dos años siguientes ha habido una evolución sostenida de la demanda, hasta mediados del 2013, momento en el que el interés por comprar farmacias ha vuelto a crecer de manera muy importante, llegando a las elevadas cotas de años anteriores. Hay elementos favorecedores para conseguir estas cifras, como el fin de las medidas más agresivas, unos tipos de interés impresionantemente bajos y una fiscalidad que incentiva la transacción.
Conclusiones
Las principales conclusiones a las que podemos llegar, después de este complejo período de 10 años, son que la sólida profesionalidad en la gestión de la farmacia ha hecho un sector atractivo hasta el punto de convertirlo en refugio para la gran mayoría.
Y, ¿el futuro? Con grandes oportunidades, desde luego, debido a las áreas de mejora en la gestión que se pueden incorporar en la oficina de farmacia, especialmente en las de tamaño medio, y a su papel estratégico para la calidad de vida del país, lo que nos lleva a contemplar el sector con algo más que moderado optimismo y, desde luego, muy atractivo.